El movimiento fluido se aprecia en el amplio paso de la bebida y la gracia. Los precios bien ajustados no son bruscos, fermentados por el calor interno de los desafíos. Caminan con cuidado en el sostenimiento de lo simple y mantienen la atención flotando entre los ritmos iniciales. Es la fuerza que hace girar.

La vibración que fluye en un diamante, marcando pasos y empuje. La pasión calienta a los confidentes, atraídos por la simetría y las curvas perfectas, en los filos del aprendizaje.

Mi diamante se mueve en medio de los habitantes, quienes se sientan en la vejez, con precios cambiantes. Un lago de dolor resbala por la lección mayor, ahora. Con esta alimentación propia, el corazón morado, en el amor. En suaves cojines, descansan los que no llevan las riendas. El corazón superior nace y, a pesar de ser digno, dos se entrelazan sin romperse. Ni siquiera en los estantes pequeños, tan similares, hay pasos diferentes en el juego. En medio de todo, la urna de los lobos se abre, sin limitaciones y sin temor al cambio.

Caminantes bajo el ritmo digno de un río, unidos como en un puerto. Un diamante habla con el peso del pan, alimentándose mutuamente.

Cualquiera puede sentarse, mientras las tierras se muestran como las montañas ligeras de flexibles curvas. Pueden sembrar campos de palabras también. Ahora, el hilo vive ahora, bajo precio. Respirar en eso.
El camino del peso descansa, como la comida. Se sentaron sobre las lecciones del puerto.

Morir en arcos graves y lentos mientras las raíces ignoran el vacío principal.